El síndrome FOMO desatado por el Covid-19
Estamos en un mundo hiperconectado, en el cual pasar más de 10 minutos sin ver nuestro móvil es impensable para muchos. Revisar el email, enviar un mensaje de audio, hacer un retweet, mirar los datos más actualizados sobre el Coronavirus o hacer scroll infinito en nuestras redes sociales, son algunas de las actividades que ya hacemos prácticamente por inercia. Y sin saberlo, podemos estar desarrollando el síndrome FOMO.
Es posible que todas estas “pequeñas acciones” al final del día terminen por saturarnos. Ya no solo a nivel mental, también físico. En el momento que notamos una ligera migraña, un dolor de espalda o alguna incomodidad en la vista que hace que “las gotitas para los ojos” sean nuestra principales aliadas para seguir metidos en las pantallas.
El uso indiscriminado de las redes sociales hace que, en lugar de mantenernos informados y entretenidos, éstas se conviertan para muchos usuarios en un factor de estrés, que en casos límites terminan por crearnos ansiedad. También es justo decir que, en la actualidad, el uso de un teléfono móvil es prácticamente una necesidad, nos da seguridad tenerlo solo por el simple hecho de estar siempre disponibles “por lo que pueda pasar”.
Ese miedo a perdernos algo en el entorno digital o la ansiedad de saber que nuestro móvil se queda sin batería y pronto se apaga, se denomina FOMO, por sus siglas en inglés, Fear Of Missing Out. No es más que el miedo de perderse algún evento o suceso y no estar ahí para ser testigo inmediato de lo que pasa, a menudo asociado a las redes sociales e Internet. Sin embargo, estos días también podemos percibirlo en la conducta social que estamos experimentando a causa del brote de Coronavirus.
En contraposición tenemos un JOMO, que se refiere a esa persona que disfruta de perderse algo en el entorno online, de la desconexión, no le preocupa si no contesta a tiempo un mensaje o simplemente ha decidido mantenerse al margen de la infoxicación digital. En ocasiones no tiene redes sociales o conserva alguna solo por mantenerse en contacto con sus amigos y familiares. Semánticamente su significado es Joy Of Missing Out. Hay cada vez más personas con esta tendencia, e incluso, después de todo lo que está sucediendo en la actualidad con el brote de Covid19, el tema empieza a hacer mella en las personas.
Etapas del comportamiento humano frente al Covid19
El comportamiento que está desarrollando el ser humano debido a la crisis global es impredecible. En estos momentos, toda acción parece regida por el más primitivo instinto de supervivencia, incluido ir a hacer la compra al supermercado, pasear al perro o llevar productos básicos a casa de nuestros mayores.
Si nos detenemos un poco en las idas al supermercado, nos fijamos que las compras son compulsivas e intentan adelantarse a los tiempos duros que puedan venir. Sin embargo, estas compras compulsivas han tenido su propia evolución. Una evolución marcada por la información que circula en los medios de comunicación.
Así pues, según Nielsen, este cambio conductual del consumidor se ve claramente definido en seis estadios:
- Compra saludable proactiva. Se empieza a notar mayor interés por productos relacionados a la salud, en donde hay un número mínimo de casos en nuestro país, que mayoritariamente llegan de otros países infectados. Aún no se registran casos locales.
- Gestión reactiva de salud. Las personas empiezan a reaccionar y le dan prioridad a productos que puedan prevenir el contagio como guantes, geles y mascarillas. Esta fase se ve definida por los primeros focos de infección local y la primera víctima mortal del virus.
- Preparación de la despensa. En esta fase la gente comienza un acopio innecesario y prepara su despensa con productos no perecederos y almacenaje de artículos sanitarios. Los múltiples contagios y el aumento en el número de muertes marcan este punto.
- Preparación de la vida en cuarentena. De manera paulatina comienzan a escasear ciertos productos y nuestra cesta de la compra dobla el precio. Las colas en las puertas de los supermercados nos indican que estamos intentando tomar todas las medidas posibles ante un inminente contagio. Se declara el estado de confinamiento total y el Gobierno amplía la cuarentena mientras los casos van en aumento.
- Vida restringida. La propagación es masiva, la población permanece confinada. Sin embargo, el comportamiento del consumidor ha cambiado ligeramente, y se restringen más las salidas al supermercado. Estamos preparados para pasar una larga cuarentena porque ya hemos cubierto nuestras necesidades básicas y de entretenimiento.
- Vivir con normalidad de nuevo. Volveremos a la normalidad, pero no como la conocíamos. Seremos más precavidos y cuidadosos con los temas de la salud, y nuestra manera de socializar sufrirá un cambio. Adoptaremos nuevos hábitos de consumo y desarrollaremos nuevas habilidades. Todo esto en un entorno donde ya habremos interiorizado las consecuencias que ha dejado a su paso el virus.

¿Qué está sucediendo con nuestro estado anímico?
Existen tantas situaciones distintas que se están viviendo en los hogares españoles, y cada una añade elementos que pueden hacer las semanas de confinamiento más difícil de lo que ya es. Quedarte sin trabajo como consecuencia de un ERTE, dificultades para conciliar el teletrabajo con el cuidado de los hijos, incertidumbre de no saber cuánto tiempo durará la cuarentena o tener familiares que trabajan en la Sanidad, son algunas de razones que pueden hacer que aflore el estrés.
En este sentido, Flat101 ha realizado un estudio donde una de las variables que analiza es el estado de ánimo en el que se encuentran los españoles. Dicho informe, nos revela un aumento en el nivel de estrés en el 43% de la población. También es reseñable que un quinto de los encuestados señale que su nivel de estrés haya bajado, hecho que puede estar relacionado con el nivel adquisitivo y/o situación laboral de las personas.

Además, el mismo informe señala que la preocupación por la evolución del virus es evidente y nos lleva a estar al tanto de la situación, un promedio de 3.9 en una escala del 1 al 5, donde 5 refleja que estamos “muy informados”.

Es decir, constantemente buscamos información de lo que acontece entorno al Coronavirus. Pero, ¿dónde las buscamos?, ¿de qué fuentes nos fiamos para saber qué está sucediendo? En primera posición encontramos la OMS, seguidos de páginas oficiales del Gobierno, emails o newsletters de los organismos públicos y en quinta posición los canales de noticias.

El FOMO presente en nuestro día a día
- La penetración de la prensa digital corrobora este insight:
Un 84% de la población se informa mediante prensa online, de los cuales el 45% dice haber aumentado su frecuencia el mes de marzo. Esto refleja un verdadero interés y preocupación por la actualidad, y ese cierto temor a sentir que nos perdemos de algo.

- No nos quedamos atrás en formación online
Creemos, que tenemos que estar constantemente aprendiendo. Y por estos días de confinamiento sería impensable no aprovechar nuestro tiempo para sentir que hacemos algo productivo. Sin embargo, es posible que buscar tantas tareas para hacer y aprender nos lleve a la saturación mental.
En la tercera posición de este ranking nos encontramos con la solución que muchas empresas han encontrado, y es pasar íntegramente su formaciones del offline al mundo online, esto representa el 52% de los encuestados declarando dicha migración. En consonancia, algunos de los eventos presenciales que teníamos, se dan cita estos días a modo de webinar, un 36%.

- Se disparan las suscripciones en distintas plataformas:
Está siendo esencial mantenerse informado sobre la pandemia, pero también resulta importante tener momentos de ocio y entretenimiento, que nos ayuden a sobrellevar de mejor manera los días.
Con el aislamiento, las personas están más proclives a invertir en servicios de suscripción. En España, la gráfica ha arrojado que más del 56% de la población hace uso de estas plataformas en el ámbito audiovisual. Seguidamente, y bajando de forma drástica (un 8,42%), nos encontramos con membresías a cursos.

Otro gráfico que nos dice el comportamiento de la población en cuanto a pago de suscripciones, esta vez en EEUU y no dejando ninguna duda que Netflix está siendo líder indiscutible del sector. Pero volvemos al sindrome FOMO, y es que ha aumentado el número de visualizaciones de películas y series sobre virus, contagios y pandemias.

Hábitos post-confinamiento
En otra instancia, queremos hacer una reflexión de las costumbres que cambiarán o que se reafirmarán una vez acabe la cuarentena. El informe de Elogia, nos muestra que a raíz de todos estos días en nuestros hogares nos quedará el hábito de cocinar más en casa, puede que pensando también en la parte económica de la situación. También estaremos un poco más conectados a las redes sociales o el encanto de hacer vídeollamadas perdurará en el tiempo. ¿Cambiarás o adquirirás alguna costumbre después del confinamiento?

Es posible que el virus esté cambiando nuestra manera de consumir y que esto se deba al miedo y al estrés que representa pasar por una pandemia mundial. Después de todo, el denominador común de la crisis es la incertidumbre de no saber qué sucederá con nuestras vidas, nuestro trabajo, entorno, finanzas o el impacto en la economía del país . Como empresas, nos toca estudiar de cerca estos nuevos patrones y tendencias y adaptarnos a ellos, en un proceso de reinvención que estamos pasando todos.
Deja un comentario